…No consigue desterrar un pensamiento durante muchos días; su madre esperando pacientemente bajo el sol tórrido del mes de diciembre y él sentado en la carpa del circo para que lo entretengan como a un rey. Le perturba el amor ciego, abrumador, por el que lo sacrifica todo, de su madre tanto por su hermano como por él, pero sobre todo por él. Querría que no lo quisiera tanto. Ella lo ama de forma absoluta, y por tanto él debe amarla con la misma entrega: esa es la lógica que ella le impone. Nunca podrá devolverle todo el amor que derrama sobre él. La idea de una vida lastrada por una deuda de amor lo frustra y lo enfurece hasta el punto de que decide no besarla más, hasta rehusa que ella lo toque. Cuando la madre se da la vuelta en silencio, herida, él endurece el corazón deliberadamente contra ella, negándose a ceder…
Infancia, J.M. Coetzee
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